Amontillado Quo Vadis?
(El antiguo)
"Amontillados como cuchillos", se titulaba el artículo que leí hace ya -se van a cumplir ahora - 20 años nada menos. Sus autores, Jesús Barquín (Equipo Navazos) y Álvaro Girón, historiador y sanluqueño, aunque sería más apropiado invertir los térmimos. Ya hablaban entonces de la "posible existencia de una tipicidad local de los amontillado sanluqueños y jerezanos". ¿Quizás la misma tipicidad local que hay entre las manzanillas y los finos? ¿Entre las manzanillas pasadas y los finos viejos? Entonces ya hablaban de este Amontillado Quo Vadis? como una de las maravillas enológicas de Sanlúcar.
Las referencias que tengo de este Amontillado Quo Vadis? son varias, porque a lo largo de estos 20 años varias han sido las veces que he visitado la bodega Delgado Zuleta y he tenido la ocasión de probarlo tanto de la bota directamente como de la botella, con el etiquetado antiguo, el de B. Rodriguez La-Cave y botella de 75 cl, como de la actual, de 50 cl. El caso es que allá por el 2015- las fotos digitales no mienten - cuando me enteré que el formato y el precio iban a cambiar, (formato a la mitad, precio al doble) pude hacerme con una botella - del antiguo - por unos 28-30 euros en la Mantequería El Bulevar, en Cádiz. Ví la botella en lo alto de una estantería y me dije "ahora o nunca", era mi unicornio, al menos para mí, que nunca había comprado vinos con el objetivo de guardarlo no más de un par de años.
Un poco de historia.
Solera de Quo Vadis? (Marzo de 2021) |
Volviendo al artículo inicial de este post, los autores nos cuenta el origen de este amontillado, aunque no el de su nombre:
"En su día, el propietario de Rodríguez Lacave no encontró quien le pagara un justo precio por una partida de sobretablas que estaba acabando de fermentar en botas nuevas de roble; no se arredró ante las maniobras dilatorias de los interesados en comprar a la baja y finalmente, en un arranque de dignidad y para evitar caer en la tentación de malvender, encerró las botas con su contenido en el sótano de su casa (los cañones de bodega ubicados en los bajos o el semisótano de la casa del bodeguero eran frecuentes en otra época y aún se conservan algunos ejemplos que responden a esta tipología) y tiró la llave al pozo. Pasados los años ese vino, criado en botas sin envinar previamente en las que no debía haber permanecido más allá de unos meses, había arrastrado muchos taninos y notas de madera nueva, a la vez que mostraba un sobresaliente equilibrio y un marcado carácter biológico".
"Amontillados como cuchillos". Jesús Barquín y Álvaro Girón (2004). El Mundo Vino.